Hoy ha sido un día de encuentros y de reencuentros. Encuentros con los nuevos profes Rajoletanos que nos acompañaran durante este curso, algunos, y otros que vienen para quedarse.
Reencuentros con los que se fueron hace casi todo un verano y vuelven a su "ecosistema rajoletano" con las pilas cargadas y repletos de historias que contar y que contarse.
También ha sido un día de ponerse al día, valga la redundancia, y así ha sido.
¡¡¡Bienvenidos y bien hallados. !!!
Este poema que os traigo hoy estaba preparado para el primer día de curso, pero con niños, la razón de ser de Rajoletes, pero, por razones que hasta yo mismo desconozco, he decidido adelantarlo al día de hoy , día de encuentros, de reencuentros .... y de ponerse al día. Lo que va delante, va delante. Su autor es alicantino y tiene en su haber algún que otro premio literario. Cuento con su permiso para publicarlo cosa que desde aquí le agradezco, ya sabéis como esta el tema de la propiedad intelectual y los derechos de autor. Gracias al autor y a quien me lo descubrió, y a vosotros por asomaros a esta "ventana". Mañana mas.
"Huele
a folios por estrenar,
a iridiscentes ceras
de virgen punta,
a plastilina compacta,
a mañana temprana de septiembre,
a primer día de clase.
Los ojos nerviosos de unos niños buscan seguridad
en la sonrisa de mujer
que dice llamarse maestra,
mientras se escucha en el aire
el canto de las nubes entornando el verano,
mientras se siente el susurro del aura cercana
del próximo otoño.
Unas cabecitas perdidas en su humana soledad
se adentran por primera vez
en el mundo desconocido del saber
agitando sus neuronas en busca de información,
rastreando puntos de luz,
dibujando ventanas abiertas en las paredes,
persiguiendo hialinas estrellas
entre los dorados destellos de Sol,
conteniendo en sus cuerpecitos
las frágiles estructuras que formarán
el muro de la sociedad.
La profesora los mira y percibe que
son demasiados sueños para una sola fantasía,
demasiadas olas ávidas de orilla
para una sola costa,
demasiadas palabras para una sola garganta,
demasiadas mentes para un sólo cerebro,
demasiados versos desengarzados
para formar un buen poema.
Por más que piensa soluciones va cayendo la tarde
sin conseguir hilvanar en todos
las sílabas que ligan oraciones
en el duro libro del aprendizaje.
La vocación le da fuerzas,
pero sabe que muchos proyectos humanos
se perderán por el camino
ante la falta de visión de unos dirigentes
que vieron números en vez de almas,
que vieron vulgo en vez cúmulos de aptitudes,
que vieron déficit en vez de semillas de inteligencia.
La maestra sonríe y extiende sus manos,
pero el abrazo no abarca a todos
y unos cuantos comienzan a padecer el frío desamparo
que les encamina hacia el fracaso.
Una lágrima profunda resbala
por el interior lacerado de la educadora
mientras se pregunta
cuántos libros quedarán sin leer,
cuantos poemas sin formar,
cuantos dibujos sin pintar,
cuantos hombres completos sin concebir
por culpa de unos números esbozados sin corazón
en un insensible papel burocrático."
Leandro Manuel Hernández Pastor