Esto que veis fueron los coletazos finales de un curso y de una promoción que nos dijo adiós. Sucedió con los calores de finales de Junio en uno de los últimos días de comedor. Iris quiso tener un recuerdo y los que por allí andábamos encantados de que así fuera, porque, por si no lo sabéis, o no lo habéis notado, tantos días compartiendo esos momentos, tantos años incluso ( a Iris la hemos visto crecer en nuestro ecosistema rajoletano, Laura llegó mas tarde) crean vínculos invisibles, cariños espontaneos y permanentes y añoranzas inevitables. Es un aprendizaje mutuo que se instala para siempre en nuestra memoria de lo vivido.
Lo prometido es deuda, Iris. Te dije que las colgaría en el blog y aquí están, antes de que todo lo que viene arrasando me lo impida.
Con todo el cariño de quienes hacemos posible Ce-Rajoletes.
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